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Boca de la cueva.
Se emplaza a un metro por debajo del nivel de paso del cauce de la torrentera. Se abre en un estrato de roca caliza brechosa, de una potencia que debe superar los quince o veinte metros de espesor. Buza hacia el Sur-Oeste con una pendiente no determinada.
El perfil del terreno de la cobertura se eleva rápidamente hacia el Sur-Oeste, en el mismo sentido en que la cavidad se desarrolla en profundidad.
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Afloramiento calizo.
Enfrente de la cueva y en la margen izquierda de la torrentera, se extiende una superficie desprovista de arbolado que muestra el frente del estrato calizo, seccionado por la erosión del valle, y cuya continuación está en la roca en la que se abre la boca. |
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Canchal calizo.
A unos doscientos metros de la cueva, bajando hacia Jaramillo y en la margen izquierda, sobre la ladera, encontramos un notable canchal producido por la disgregación, corrimiento y acumulación del material calizo del estrato anteriormente descrito. Parece ser el resto de un proceso glaciar.
Es de destacar que el material que se acumula en el lecho de la torrentera es de naturaleza silícea y metamórfica, distinto de este, al ser producto del arrastre hídrico y procedente de zonas de arranque más alejadas, en las capas superiores al estrato calizo.
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Mapa geológico de España a escala 1/200.000 (Síntesis de la cartografía existente). Hoja nº 20, BURGOS. Publicado por el IGME, año 1970. |
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Detalle del mapa anterior, con el emplazamiento de la cueva Tresierra, sobre una falla desarrollada en dirección NW-SE, causante de la erosión del valle por el que discurre la torrentera.
La cueva se ha abierto por el efecto de la erosión y disolución del agua externa que se ha ido perdiendo hacia el interior en los puntos más vulnerables de las dolomías, afectadas por la tectonización de esta falla.
Estas dolomías (calizas constituidas en buena parte por dolomitas magnésicas) pertenecen a series rocosas del Cámbrico (Georgiense) y Triásico (Keuper). |
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Intervenciones humanas actuales.
Una particularidad de la torrentera, es la de que la circulación del agua a lo largo de su cauce no se realiza exclusivamente por encima de él. La presencia de agua corriendo libremente a la luz, es un fenómeno propio de las estaciones en las que las precipitaciones son abundantes, pero aún en las épocas de reducida aportación y de sequía, la estructura del lecho del valle compuesta de una gran acumulación de diversos cantos rodados y angulosos, lavados de granos menudos y de partículas arcillosas que podrían obturar y colmatar los intersticios, permite la circulación del agua en profundidad.
Esta característica ha permitido realizar, a poca profundidad, la captación de agua para el abastecimiento del pueblo, que se ha ejecutado a unos trescientos metros aguas abajo de la cueva.
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El acercamiento a la cueva se efectúa a través de un mágico bosque de robles, entre los que puede haber ejemplares milenarios, como el roble borracho, no muy alejado de estos parajes. |
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Estos grandes robles han visto crecer a nuestros anfitriones, que nos conducen certeramente y sin titubeos. |
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Por la derecha, la parte soleada de la fotografía corresponde al cauce del torrente, por donde aparecen las aguas bajantes cuando hay crecida. Una gran parte del caudal desaparece por las dos bocas de la cueva, y otra parte, más reducida ya por la pérdida, sigue su curso aéreo torrente abajo. |
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La explicación de quienes nos informan es precisa; conocen bien su territorio en todas las épocas del año.
En esta hondonada se forma un lago revuelto que se bate contra la pared engullidora, alcanzando el agua una altura superior a un metro y medio.
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Lecho del sumidero con acumulación de cantos alóctonos, de naturaleza muy distinta a la de la roca de las paredes. |
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Vestíbulo de la cueva, con una anchura de unos tres metros.
A la derecha, un gran bloque residual del proceso de vaciado por erosión y disolución, muestra su estructura de brecha calcárea (conglomerado de fragmentos angulosos cementados por la matriz caliza).
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En todo el recorrido, las secciones muestran formas erosivas. La brecha caliza se encuentra pulimentada. El agua ha seccionando y desgastado las superficies tanto de los cantos angulosos cementados como de la roca matriz.
Además de verse en el suelo cantos rodados provenientes de zonas de arranque ajenas a la roca caliza, hay trozos grandes de ramas encajados entre los bloques por el empuje violento del agua.
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Un trogloxeno imponente. Araña del exterior adaptada circunstancialmente al medio subterráneo. La estabilidad microclimática del nuevo medio, suele favorecer el desarrollo de los trogloxenos que, aquí, no precisan cambiar los hábitos agotadores que impone la secuencia del día y la noche. |
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La sección de mayores dimensiones en la galería: 2 x 2 metros. |
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La angostura final de nuestra exploración es una semi-obturación de la galería por bloques, que obliga a Elías a reptar. Deja paso a una caída vertical de unos cuatro metros.
A partir de aquí, decidimos que sigan explorando los que aún no han cotizado. Hará falta algún material de exploración, como cuerda y bloqueadores, y una mejor iluminación.
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El estrecho valle por el que discurre la torrentera estacional, en el tramo de aguas abajo, visto desde la ladera en cuyo pie se abre la doble boca de la cueva Tresierra. |
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